miércoles, 4 de agosto de 2010

Galilea en la Epoca del Señor (parte I)


"Galiea de los Gentiles" Mateo 4:15 "Galilea de los Gentiles" Mateo 4:15 toda esta parte estaba habitada en gran parte por Gentiles; fenicios, sirios, árabes y griegos, es extraño como prevalecía el elemento pagano en muchas de estas ciudades con las que estamos familiarizados gracias al Nuevo Testamento. Tiberias, que dio su nombre al lago, era de origen reciente en tiempos de Cristo, habiendo sido construida por el tetrarca Herodes Antipas (el Herodes de la historia evangélica), y recibió su nombre en honor del emperador Tiberio. Aunque recibido de su fundador muchos privilegios, como casas tierras para sus habitantes y exención de impuestos, manteniéndose esto en vigor bajo Vespasiano después de la guerra judía.

“Si alguien quiere enriquecerse, que vaya al norte; si desea adquirir sabiduría, que venta al sur” Este era el dicho el que el orgullo rabínico distinguía entre la riqueza materia de Galilea y la supremacía de erudición tradicional que pretendían las academias de Judea propia. Pero no paso mucho tiempo antes que Judea perdiera esta dudosa distinción, y que sus escuelas peregrinaran hacia el norte, acabando estableciéndose junto al lago de Genesaret, y en aquella misma ciudad de Tiberias que antaño había sido considerada como inmunda! Ciertamente, la historia de las naciones registra el juicio de las mismas; y es extrañamente significativo que la colección autoritativa de la ley tradicional judía, conocida como la Misná, y el llamado Talmud de Jerusalen que forma su comentario palestinense, salieran finalmente de lo que fue oficianlmente una ciudad pagana, construida sobre el emplazamiento de unos viejos y olvidados sepulcros, luego de la reconstrucción que hiciera Herodes sobre un cementerio, Pero en tanto que Jesuralen y Judea fueron el centro de la erudición Judia, no había términos de menosprecio suficientemente duros para expresar el arrogante desdén con el que un rabinista normal consideraba a sus correligionarios del norte. Las despreciativas palabras de Natanael (Juan 1:46) “De Nasaret puede salir algo bueno?” , suenan a un dicho común de este periodo; y la reprensión de los fariseos a Nicodemo (Juan 7:52) “Escudriña y ve que de Galilea nunca ha surgido ningún profeta”, fue salpicada con la burlona pregunta “Acaso eres tu también galileo?” No se trataba meramente de una superioridad cociente, como la de los “de la ciudad” como solían ser llamados los habitantes de Jesuralen, se decía que exhibían comúnmente ante sus “primos de campo” y todos los demás, sino un desprecio ofensivo, expresado a veces con una zafiedad casi increíble., con una ausencia total de delicadeza y de caridad, pero siempre con mucha y piadosa auto afirmación. La frase “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres” (Lucas 18:11) parece el aliento natural del rabinismo en compañía de los iletrados, y de todos los que eran considerados inferiores intelectuales o religiosos, y la historia parabolica del fariseo y del publicano en el evangelio no es contada por la especial condena de aquella oración, sino como característica de todo el espíritu del fariseismo, incluso al acercarse a Dios. “Esta gente que no conoce la ley (esto es, la ley tradicional), son unos malditos” esta frase era el brusco sumario de la estimación que tenían los rabinos de la opinión popular. Llegaba a tal grado que los fariseos hubieran deseado excluirlos no solo de las relaciones normales, sino de la capacidad de dar testimonio, y que incluso aplicaran al matrimonio con ellos un pasaje como Deuteronomio 27:21.


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