martes, 28 de septiembre de 2010

TOBIT


El libro de Tobit, conocido también con el nombre de Tobías, es un relato centrado en los acontecimientos que ocurren a dos familias israelitas que viven en el destierro.

El jefe de una de ellas, Tobit, es un israelita piadoso que reside en Nínive, donde se distingue por sus obras de caridad en favor de sus compatriotas, pero pierde sus bienes y al final queda ciego. En esta situación, se dirige en oración a Dios. Al mismo tiempo, en Ecbatana, Sara, hija única de Ragüel, que siete veces ha visto impedido su matrimonio, también hace oración, y Dios por medio del ángel Rafael viene en ayuda de Tobit y de Sara.

Tobit decide enviar a su hijo Tobías a Media, y el ángel, sin darse a conocer, se ofrece como compañero y guía. En Media, Tobías conoce a Sara y se casa con ella. Los recién casados regresan con el ángel a Nínive; Tobías cura a su padre y Rafael finalmente se da a conocer. Tobit alaba a Dios, da consejos a su hijo y muere de edad avanzada. Para concluir, se cuenta cómo Tobías se traslada a Ecbatana, donde muere, no sin antes haber oído la noticia de la destrucción de Nínive.

El libro, cuyo texto original no se conserva, fue escrito probablemente en una lengua semítica (hebreo o arameo). Existen, no obstante, diversas traducciones a otras lenguas antiguas (sobre todo al griego, al latín y al siríaco), a veces bastante diferentes entre sí. La presente traducción se basa sustancialmente en el texto griego conservado en el códice Sinaítico. Cuando no parece reproducir la forma mejor del texto, se han tenido en cuenta otras versiones.

El libro sitúa la acción del relato en los siglos VIII-VII a.C. (poco antes de la destrucción de Nínive, acaecida en el 612 a.C.), después que una parte de la población del reino de Israel, en el norte, había sido deportada a Asiria (cf. 2 R 15.29). Sin embargo, el libro fue escrito mucho tiempo después, posiblemente hacia el siglo III a.C.

La intención principal del escrito era, por una parte, la de inculcar entre los judíos que vivían en la dispersión la confianza en la ayuda de Dios en medio de las pruebas; y, por otra, la de animar a los lectores para que practicaran los deberes tradicionales, en particular la caridad con los necesitados.
El libro puede analizarse según las siguientes partes principales:

Introducción (1.1-2)
I. Tobit (1.3--3.6)
II. Sara (3.7-17)
III. Viaje de Tobías y bodas con Sara (4.1--9.6)
IV. Regreso de Tobías y curación de Tobit (10.1--11.18)
V. El ángel (12.1-22)
VI. Alabanza (13.1--14.1)
Conclusión (14.2-15)
Fuente: Libros Deuterocanonicos Dr. Bill Mitchell

domingo, 26 de septiembre de 2010

Cánones Judíos y cristianos



BIBLIA HEBREA

Torah:

Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomio

Nebi’im:

Profetas Anteriores: Josué Jueces Samuel (2)

Reyes (2) Isaías Jeremías Ezequiel

Los Doce:

Oseas Joel Amós Abdías Jonás Nahúm Miqueas Habacuc Sofonías Ageo

Zacarías Malaquías

Ketubim:

Salmos Job Proverbios Rut Cantar de los Cantares Qohelet (=Eclesiastés)

Lamentaciones Ester Daniel 1-12 Esdras Nehemías Crónicas (2)


SEPTUAGINTA (LXX)

Pentateuco: Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomio


Libros históricos:
Josué Jueces Rut

Reinados:
Samuel (2) Reyes (2)


Paralipómenos

(2) Crónicas

(2) Esdras (4)

I, IV Esdras II Esdras (=Esdras) III Esdras (=Nehemías)
Ester *(con adiciones griegas)
Judit
Tobit
Macabeos (4)
Macabeos (2)
III, IV Macabeos

Libros poéticos:
Salmos
**Odas
Proverbios
Eclesiastés (=Qohelet)
Cantar de los Cantares
Job
Sabiduría de Salomón
Sabiduría de Jesus ben Sira (=Sirácida)
Salmos de Salomón

Libros proféticos:
Los Doce:

(=Oseas, Amós, Miqueas…)
Isaías
Jeremías
Baruc 1-5
Lamentaciones
Carta de Jeremías (=Baruc 6)
Ezequiel
Susana (=Daniel 13)
Daniel 1-12
Bel y el Dragón (=Daniel 14)


VULGATA LATINA

Pentateuco:
Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomio

Libros históricos:
Josué Jueces Rut Samuel (2) Reyes (2) Crónicas (2) Esdras Nehemías

Tobit Judit Ester Macabeos (2)

Libros poéticos:
Job Salmos Proverbios Eclesiastés (=Qohelet)Cantar de los Cantares
Sabiduría Eclesiástico (=Sirácida)


Libros proféticos:
Isaías Jeremías Lamentaciones Baruc 1-6 Ezequiel Daniel 1-14

Los Doce: (=Oseas, Amós, Miqueas…)

martes, 21 de septiembre de 2010

LIBROS DEUTEROCANÓNICOS


Se llaman deuterocanónicos, o sea, "del segundo canon", a los libros de Tobit, Judit, Primero y Segundo Macabeos, Eclesiástico, Sabiduría, Baruc y algunos pasajes adicionales de Ester y Daniel. Estos libros no se encuentran en la Biblia hebrea tal como la fijaron los rabinos judíos a fines del siglo Je la Era Cristiana. Pero formaban parte de la versión griega llamada Septuaginta (LXX), hecha, probablemente, a partir del año 250 a.C. Fue la versión usada en un principio por los judíos de habla griega y por los primeros cristianos. A los libros de la Biblia hebrea se les llama también protocanónicos, o sea, "del primer canon".

Algunos de estos libros (Tobit, Judit, 1 Macabeos y Eclesiástico) se escribieron originalmente en hebreo (o algunos probablemente en arameo), en tanto que otros (2 Macabeos, Sabiduría y las adiciones a Ester) se escribieron en griego. De algunos (Baruc y adiciones a Daniel) no se sabe con certeza cuál era su lengua original.

Sin embargo, de los libros escritos originalmente en hebreo (o arameo), solo se conserva buena parte del texto original de Eclesiástico, y algunos pequeños fragmentos de otros libros. El texto completo de todos ellos se ha conservado únicamente en griego y en otras versiones antiguas. Para la presente versión se ha tomado como base el texto griego de la Septuaginta (LXX) editado por Alfred Rahlfs. En el caso de Eclesiástico, se ha procedido según se indica en la introducción particular a dicho libro. La inclusión de los libros deuterocanónicos dentro del Antiguo Testamento ha sido objeto de tensión desde tiempos muy antiguos. Ya hemos visto que finalmente los judíos optaron por excluirlos. Algunas iglesias han hecho lo mismo o no les conceden la misma autoridad que a los otros libros, y prefieren darle el nombre de apócrifos, palabra que originalmente significa "escondidos", tal vez para indicar que no se destinaban a la lectura general. La Iglesia Católica Romana y algunas iglesias orientales los reciben como parte integrante de las Escrituras, y algunas confesiones protestantes los reconocen como libros provechosos para la lectura privada, aunque no los consideran como base de letrina.

Algunas veces estos libros deuterocanónicos se imprimen intercalados con los protocanónicos; otras veces, se les incluye como un grupo aparte antes del Nuevo Testamento, que fue lo que hizo San Jerónimo en su versión latina y que es lo que se ha hecho en la presente edición.

Libros Deuterocanonicos del Dr. Bill Mitchell

viernes, 10 de septiembre de 2010

Cartas del Nuevo Testamento


En el canon protestante del Antiguo Testamento, ninguno de los treinta y nueve libros aparece en la forma de carta. Entre los libros deuterocanónicos, la Carta de Jeremías a veces aparece en la lista como un libro separado y no como el capítulo sexto del libro de Baruc. En los escritos del Antiguo Testamento, sin embargo, con frecuencia se hace referencia a cartas (2 S 11.14-15; 1 R 21.8-10; Jer 29.1-23); y en las secciones en arameo del Antiguo Testamento existen cartas enteras (Esd 4.7-22; 7.11-26). Las secciones en griego del Antiguo Testamento también contienen algunas cartas (1 Mac 10:18-20, 25-45; 2 Mac 1.1—2.18; 5.10-13;8.21-32; Est 13.1-7; 16.1-24).

Los arqueólogos han descubierto miles de antiguas cartas del antiguo Cercano Oriente, escritas en tablillas de arcilla, en ostraca (piezas de vasijas quebradas) y en papiros. La mayoría de estas cartas, así como las del Antiguo Testamento, son de carácter político.

Quienes leen más de una traducción de la Biblia en español, pueden notar que algunas traducciones llaman a los escritos de Pablo «cartas» (VPEE, LPD), y otras los llaman «epístolas» (RVR-95). La misma distinción se hace en las traducciones en inglés; algunas versiones usan la palabra inglesa epistle, de la palabra griega para «carta» (KJV, Moffatt), y otras usan directamente letter, la palabra inglesa para «carta» (TEV, NRSV, REB, NJB). De modo semejante ocurre en francés; algunas traducciones usan la palabra francesa épître (TOB) y otras usan la palabra francesa lettre (FRCL). Aparentemente «carta» y «epístola» son sinónimos.

Pero, ¿lo son realmente? La mayoría de los lectores probablemente diría que «carta» es lenguaje común y que «epístola» es un nivel de lenguaje más elevado, pero que no hay intención de hacer una distinción particular en el significado. Sin embargo en la erudición bíblica a nivel técnico sí hay una diferencia, la cual puede rastrearse hasta el trabajo del erudito alemán Adolf Deissmann (1866-1937) hace más de cien años.

En el tiempo cuando Deissmann escribió, los eruditos estaban en el proceso de estudiar miles de cartas privadas escritas en papiros, descubiertas recientemente en las secas arenas de Egipto.

Estas cartas eran cartas personales, y vinieron a mostrarnos cómo era este género durante los primeros dos siglos d.C. Antes del tiempo de Deissmann, muchos cristianos pensaban que las cartas de Pablo eran documentos eternos. Pero Deissmann demostró, mediante la comparación de las cartas de Pablo con las cartas seculares de Egipto, que las cartas de Pablo eran como otras cartas de su tiempo. Se trataba de documentos privados, ocasionales, escritos sin intención literaria, enviados en lugar de una visita personal es decir eran cartas. En cambio las epístolas, de acuerdo con Deissmann, eran documentos literarios con conciencia pública, escritos para una amplia audiencia, y solo eran semejantes a las cartas porque se dirigían a un destinatario.

Sin embargo, la distinción entre «epístolas» y «cartas» no puede aplicarse estrictamente a los escritos de Pablo. Se trata de verdaderas «cartas» porque son dirigidas a una audiencia específica y son de naturaleza personal. Pero a la vez son «epístolas» porque Pablo tuvo la intención de que sus cartas (al menos algunas de ellas) fueran leídas por una audiencia más amplia. Así por ejemplo, Pablo escribió a los cristianos en Colosas: Después de haber leído ustedes esta carta, mándenla a la iglesia de Laodicea, para que también allí sea leída; y ustedes, a su vez, lean la carta que les llegue de allá (Col 4.16, DHH).
Fuente : Descubre la Biblia

miércoles, 8 de septiembre de 2010

JEHOVA

Nombre personal de Dios en el Antiguo Testamento. En el hebreo primitivo, que carecía de vocales escritas, las consonantes son YHVH. Por respeto, dejo de pronunciarse, y en su lugar se leía “Adonay” (el Señor). Para recordar esto al lector, los rabinos le pusieron las vocales e,o y a, solo como contraseña, cuando inventaron un sistema de vocales escritas para el hebreo. En los medios cristianos empezó a leerse desde fines de la Edad Media con esas vocales y así resulto la forma latinizada “Jehovah”, de donde viene “Jehova”. Los hebreistas han llegado al acuerdo general que la pronunciación original debe haber sido Yahveh su significado se asocia con la idea de Ser o Existencia.