martes, 21 de septiembre de 2010

LIBROS DEUTEROCANÓNICOS


Se llaman deuterocanónicos, o sea, "del segundo canon", a los libros de Tobit, Judit, Primero y Segundo Macabeos, Eclesiástico, Sabiduría, Baruc y algunos pasajes adicionales de Ester y Daniel. Estos libros no se encuentran en la Biblia hebrea tal como la fijaron los rabinos judíos a fines del siglo Je la Era Cristiana. Pero formaban parte de la versión griega llamada Septuaginta (LXX), hecha, probablemente, a partir del año 250 a.C. Fue la versión usada en un principio por los judíos de habla griega y por los primeros cristianos. A los libros de la Biblia hebrea se les llama también protocanónicos, o sea, "del primer canon".

Algunos de estos libros (Tobit, Judit, 1 Macabeos y Eclesiástico) se escribieron originalmente en hebreo (o algunos probablemente en arameo), en tanto que otros (2 Macabeos, Sabiduría y las adiciones a Ester) se escribieron en griego. De algunos (Baruc y adiciones a Daniel) no se sabe con certeza cuál era su lengua original.

Sin embargo, de los libros escritos originalmente en hebreo (o arameo), solo se conserva buena parte del texto original de Eclesiástico, y algunos pequeños fragmentos de otros libros. El texto completo de todos ellos se ha conservado únicamente en griego y en otras versiones antiguas. Para la presente versión se ha tomado como base el texto griego de la Septuaginta (LXX) editado por Alfred Rahlfs. En el caso de Eclesiástico, se ha procedido según se indica en la introducción particular a dicho libro. La inclusión de los libros deuterocanónicos dentro del Antiguo Testamento ha sido objeto de tensión desde tiempos muy antiguos. Ya hemos visto que finalmente los judíos optaron por excluirlos. Algunas iglesias han hecho lo mismo o no les conceden la misma autoridad que a los otros libros, y prefieren darle el nombre de apócrifos, palabra que originalmente significa "escondidos", tal vez para indicar que no se destinaban a la lectura general. La Iglesia Católica Romana y algunas iglesias orientales los reciben como parte integrante de las Escrituras, y algunas confesiones protestantes los reconocen como libros provechosos para la lectura privada, aunque no los consideran como base de letrina.

Algunas veces estos libros deuterocanónicos se imprimen intercalados con los protocanónicos; otras veces, se les incluye como un grupo aparte antes del Nuevo Testamento, que fue lo que hizo San Jerónimo en su versión latina y que es lo que se ha hecho en la presente edición.

Libros Deuterocanonicos del Dr. Bill Mitchell

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